Introducción

Quiero descargar lo que siento cada mañana al regresar a casa. Las broncas, las nauseas, algún que otro buen momento, la lástima, la violencia, todo eso. Poder ponerlo en palabras, poder dar a conocer algo de mi vida pagando.

Mi trabajo es, para la mayoría de la gente que conozco, raro. Trabajo en un casino, instalado en los limites entre una villa de emergencia, el barrio más caro de una de las ciudades más caras de Latinoamérica (Buenos Aires), y un barrio pobre pero con una extraña tradición turística (La Boca, descripta también como pintoresca y popular).

Trabajo de croupier. En otros lugares, este oficio se conoce como tallador, pagador o dealer. Más allá de los conflictos colectivos que viví a lo largo de estos tres años, que iré narrando si es que las ganas me acompañan para seguir escribiendo, me gustaría des-ahogarme, escupir todo lo que trago día a día (noche a noche, para ser literales), y recibir un poco de oxigeno, que quizás venga de la respiración boca a boca de los comentarios, o quizás del espacio vacío que dejen las porquerías que vomite - mi puesto de trabajo está a una metros del Riachuelo, el curso de agua más contaminado del mundo -.

Me excuso por mi redacción, hace años que no escribo y estoy tratando de expresar todo esto de manera que lo entienda la mayor cantidad de gente posible, lo demás lo cuento después.

8/5/09

Introducción.

Quiero descargar lo que siento cada mañana al regresar a casa. Las broncas, las nauseas, algún que otro buen momento, la lástima, la violencia, todo eso. Poder ponerlo en palabras, poder dar a conocer algo de mi vida pagando.

Mi trabajo es, para la mayoría de la gente que conozco, raro. Trabajo en un casino, instalado en los limites entre una villa de emergencia, el barrio más caro de una de las ciudades más caras de Latinoamérica (Buenos Aires), y un barrio pobre pero con una extraña tradición turística (La Boca, descripta también como pintoresca y popular).

Trabajo de croupier. En otros lugares, este oficio se conoce como tallador, pagador o dealer. Más allá de los conflictos colectivos que viví a lo largo de estos tres años, que iré narrando si es que las ganas me acompañan para seguir escribiendo, me gustaría des-ahogarme, escupir todo lo que trago día a día (noche a noche, para ser literales), y recibir un poco de oxigeno, que quizás venga de la respiración boca a boca de los comentarios, o quizás del espacio vacío que dejen las porquerías que vomite - mi puesto de trabajo está a una metros del Riachuelo, el curso de agua más contaminado del mundo -.

Me excuso por mi redacción, hace años que no escribo y estoy tratando de expresar todo esto de manera que lo entienda la mayor cantidad de gente posible, lo demás lo cuento después.

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